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Finanzas para nuevas parejas

Adriana y Javier han tomado la decisión de
formar una familia; juntos han elegido el salón para su recepción, viaje de bodas, muebles y demás enseres domésticos que les serán necesarios para emprender una nueva etapa en su vida. Aunque los dos trabajan y han podido solventar estos gastos, a través de una cuenta compartida, nunca han discutido como será el manejo
del dinero en su nuevo hogar.
Como ellos, muchas parejas relegan al último peldaño de prioridades este tema y aunque el amor es el motor de una buena relación, para algunas parejas resulta poco romántico hablar sobre las obligaciones económicas.
De acuerdo con Isabel Corpas de Posada en su libro “Planeación Estratégica para Parejas” el dinero es un tema tabú, pues indagar sobre los ingresos, ahorros y deudas puede resultar incómodo para algunas personas, debido a que ello expone de alguna manera sus logros como individuo; aunque esta percepción depende de los valores de cada persona, quienes suelen sentirse más cohibidos al revelar su situación financiera, ante presiones sociales y culturales, son los hombres.
Afortunadamente, esta situación ha ido cambiando ante la creciente participación de las mujeres en el ingreso familiar, dejando poco a poco atrás el modelo de hogar, en el cual el
hombre funge como único proveedor, por lo que las obligaciones y decisiones, hoy en día, son más compartidas.
De acuerdo con Victoria Felton-Collins en su libro “Mi dinero, tu dinero y nuestro dinero: cómo resolver los conflictos de dinero en la vida de pareja” en las relaciones más románticas y compatibles, el dinero puede ser un obstáculo para el amor.
Compartir el dinero puede ocasionar disputas y resentimientos; no por nada, la negativa a contribuir al sostén del hogar es una de las 10 principales causas de divorcio: pues según información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) éste se encuentra a la alza, mientras que el matrimonio a la baja.
Por esta razón, es importante que las nuevas parejas expongan sus expectativas y opiniones sobre el manejo del dinero familiar de manera clara y objetiva.
Cuentas claras, relaciones largas. Los especialistas recomiendan que antes de empezar hablar de dinero, la pareja debe elegir el lugar y
el momento para conversar tranquilamente del tema.
Cada cónyuge debe poner sobre la mesa su ingreso, los bienes con los que cuenta, las inversiones, tarjetas de crédito, deudas a corto y largo plazo, el nivel de ahorro y sus hábitos de compra.
Después deben determinar la aportación del ingreso que cada uno hará al hogar, pues hay un sin fin de opciones lo que comúnmente se conoce como estructura de roles.
Es recomendable que ningún de los dos desencadene un juego de poder, en el que el otro se sienta controlado económicamente. El control económico se ve claramente cuando se toman decisiones financieras sin consultar a la pareja por considerarla no apta para manejar estos asuntos o cuando se prefiere guardar el dinero con tal de no compartirlo.
Una vez determinada la situación actual y cómo se solventarán los gastos, es momento de hablar de las metas a futuro. Cada uno debe xponer sus planes a corto, mediano y largo plazo (liquidar una deuda, continuar estudios o ahorrar para el retiro) y exponer los planes en pareja (adquirir una casa, viajar una vez al año a la playa o iniciar un negocio propio).
Todo esto, con el fin de trazar una línea de tiempo y planear adecuadamente el ahorro y el gasto.
En una empresa o en el ámbito personal llevar las cuentas claras es de mucha ayuda para saber cuándo, en qué y cómo gastar, por lo que al hacer un presupuesto la pareja se asegura de contar con un buen manejo en sus finanzas.
A continuación, proponemos un modelo de presupuesto mensual que deberá ajustarse de acuerdo con las circunstancias y prioridades de cada familia, pues no existe una regla general para elaborarlo:
La pareja debe reunir los recibos, estados de cuenta, tickets de compra e información que van a utilizar al momento de llenar su presupuesto.
Les recomendamos ponerse de acuerdo si habrá un lugar específico para reunir toda la documentación o si cada quien lo hará por su cuenta.
Determinar los gastos fijos y variables de forma mensual.
Para un presupuesto de pareja, Victoria Felton-Collins recomienda trabajar bajo el modelo de lo tuyo, lo mío y lo nuestro, estructura que permite una administración.
La importancia de este modelo reside en que cada miembro mantenga independencia económica, sin dejar de lado la responsabilidad de los
gastos comunes, logrando así mantener ciertos gustos individuales y dando lugar a los detalle en pareja (una invitación a cenar o uno chocolates) sin que éstos repercutan en el gasto familiar.
Una vez que se han distribuido los gastos viene el momento de la verdad, totalizar a cuánto ascienden los ingresos y egresos, y confrontarlos.
Cuando la diferencia entre lo que ganan y lo que gastan es negativa, la pareja deberá trabajar en una reestructuración de los gastos, para evitar que la familia se endeude demasiado.
Ahora bien, si el saldo es positivo tendrán la posibilidad de aumentar su ahorro. El presupuesto familiar debe ser flexible y verse como un ejercicio de prueba y error, pues al no obtener los resultados esperados se orre el riesgo de que la pareja pierda interés en seguir elaborándolo.
Además, permitirá tomar las medidas necesarias para cumplir las metas de corto, mediano y largo plazo.
Es importante no claudicar en los primeros intentos y tratar de considerarlo como una estrategia que permita la consolidación de un patrimonio en el que ambos resultarán beneficiados.
Es evidente que al tratar de establecer acuerdos financieros surgirán discusiones, pues cada cónyuge tiene hábitos y costumbres diferentes.
Sin embargo, la mejor solución es platicar y negociar con la pareja antes de que la frase “hasta que la muerte nos separe” se convierta en “hasta que el dinero nos alcance”.

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